LMucha gente me pregunta por qué repetí país en mis viajes Juntos Pero No Revueltos. Era la única vez que lo había hecho y me hizo pensar. ¿Qué tendrá Cuba que me ha enganchado de esta manera?
La respuesta es que Cuba tiene “ALMA”. A pesar de la escasez, de las dificultades con las que viven la mayoría de los cubanos, desde el momento que pones un pie en el país conectas con su esencia y la magia de su gente. También he de decir que la primera vez hicimos Habana y Cayo Santa María y tenía ilusión por ir a ese famoso “Varadero”, que desde pequeña en mi mente resonaba como un lugar idílico y alegre.
Cuando vas 7 u 8 días, lo habitual es hacer un combinado para ver La Habana y relajarte después en alguno de los Cayos o en Varadero. Esta segunda vez tenía claro que quería estar más días en La Habana. Por ello hicimos 4 noches en La Habana y 3 noches en Varadero.
· LA HABANA
Esta mítica y acogedora ciudad te recibe con los brazos abiertos. Es decadente, a la par que de una belleza singular. La Habana no hay que ir a verla, sino a vivirla.
Comenzamos con una visita panorámica para ubicarnos y conocer la historia y entresijos de la ciudad. Recorrimos a pie La Plaza de Armas, la Plaza Vieja, Parque Central, la Calle Mercaderes, la Calle Obispo, El Capitolio. Después un autobús nos guio a Vedado, Miraflores y Habana Centro donde descubrimos lugares emblemáticos como la Plaza de la Revolución con su famosa imagen del Ché Guevara y Camilo Cienfuegos o el transitado Malecón. Tras una amena comida, era hora de dar un paseo en un almendrón y terminar la jornada con unos mojitos en la Bodeguita del Medio.
Nos alojamos en la Habana Vieja, en el mismísimo corazón de la ciudad. Para mí este es uno de los éxitos del viaje. Aquí se concentran la mayoría de los sitios más auténticos y nos permitió a un grupo de 26 personas hacer planes diferentes y volver al hotel en cualquier momento. Unos más gastronómicos, otros más fiesteros, otros más culturales, otros más andarines, cada uno encontró su Habana particular … y al final del día todos teníamos mil cosas interesantes que contar.
· EXCURSIÓN A VIÑALES
Otro de los encantos de este país es su variedad. Siempre nos viene a la mente sus maravillosas playas, pero conocer el Valle de Viñales, Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, nos abre los ojos a otra Cuba. A campos fértiles, a cultivos de café, de azúcar y por supuesto, como ellos dirían, del mejor tabaco del mundo que da lugar a sus famosos habanos. Tuvimos ocasión de compartir en una finca todo el ritual que conlleva: el cultivo, el secado, el despalillo, el ensarte, el torcido… todo un mundo desconocido para nosotros que terminó en una cata por parte de los más arrojados.
Tras una rica comida al aire libre navegamos por la Cueva del Indio, una antigua caverna con cientos de estructuras minerales y trepamos por el curioso Mural de la Prehistoria, una pared vertical de roca a cielo abierto de 120 metros de altura y 160 metros de ancho pintada en 1959.
· VARADERO
El auge de Varadero se inicia a principios del siglo XX cuando familias adineradas, empresarios o el legendario Al Capone comienzan a construir grandes mansiones.
Su principal atractivo son sus 22 km de playas de arena blanca y aguas turquesas que invitan a no querer moverte de allí. De nuevo, como nos gusta en nuestros viajes, había planes para todos los gustos. 4 viajeros querían conocer Trinidad y Cienfuegos y les conseguimos un chófer estupendo que les llevó a los mejores sitios y les permitió conocer de primera mano la realidad de sus gentes. Otros querían disfrutar una “auténtica fiesta cubana” y nada mejor que un día en catamarán con DJ, mojitos y muchas risas. Los demás hicimos algo maravilloso: dedicarnos al “dolce far niente” en las hamacas de la playa. Sin duda, un día perfecto al que vuelvo mentalmente cuando tengo mucho trabajo o vivo situaciones negativas. Un anclaje infalible de paz y bienestar.
La primera vez que se visita este país mi recomendación es hacerlo en un viaje organizado. Dejar que te lleven y familiarizarte con su forma de actuar y de entender la vida. Pero si volviera, alquilaría un coche con chófer para disfrutar más despacio de los pueblos que tienen tanto sabor. Me sentaría a cenar en uno de sus paladares familiares y charlaría con ellos, degustando un buen ron. Así, sin prisa, como solo ellos saben hacer.
También repetiría una noche de baile en la Sociedad Cultural Rosalía de Castro para ver el espectáculo de Buena Vista Social Club. Siempre es una de las noches más divertidas y emotivas de este viaje. Uno de mis viajeros me dijo: “Solo por vivir esto, ya merece la pena haber venido”.
· La seguridad. Es una de las dudas que me plantean mis clientes antes de ir. Al principio te sientes un poco intimidado con la cantidad de niños y adultos, que se acercan, te piden, te preguntan, te ofrecen…. Es lo que una amiga cubana llama “el cubaneo”. Hay que acostumbrarse, decir que no con amabilidad y ya está. Nadie te hará sentir mal. Recuerdo un día que un chico se acercó varias veces a pedirnos en una terraza y, entre los transeúntes apareció un señor llamándole la atención. Obviamente policía turística infiltrada. El turismo es fundamental para el país y saben cómo cuidarlo.
· Varadero. Como decía al principio, desde pequeña pensaba en cómo sería ir a Varadero. Solo oír la palabra me imaginaba baile, multitudes, cócteles, sonrisas…. Y, no digo que no sea así, pero en realidad es un lugar con muchos resorts en playas estupendas y una ciudad de unos 27.000 habitantes. Mejor no idealizarlo. La ventaja frente a ir a uno de los Cayos es que está más cerca de La Habana y resulta más cómodo. Si tienes tiempo, mi recomendación es que vayas a un Cayo.
· El Mojito no se hace con hielo picado, sino con cubitos de hielo normales. Dicen que eso del hielo pilé es una invención nuestra!!!
La primera vez que se visita este país mi recomendación es hacerlo en un viaje organizado. Dejar que te lleven y familiarizarte con su forma de actuar y de entender la vida. Pero si volviera, alquilaría un coche con chófer para disfrutar más despacio de los pueblos que tienen tanto sabor. Me sentaría a cenar en uno de sus paladares familiares y charlaría con ellos, degustando un buen ron. Así, sin prisa, como solo ellos saben hacer.
También repetiría una noche de baile en la Sociedad Cultural Rosalía de Castro para ver el espectáculo de Buena Vista Social Club. Siempre es una de las noches más divertidas y emotivas de este viaje. Uno de mis viajeros me dijo: “Solo por vivir esto, ya merece la pena haber venido”.✓ – En los días que pases en la Habana, reserva tiempo para “dejarte llevar”. Hay muchas cosas que hacer, pero uno de los días más divertidos e inolvidables fue una sobremesa larga después de comer en la Terraza del Restaurante La Vitrola en la Plaza Vieja. A partir de ahí todo fue dejarnos llevar, cantar y bailar hasta que aguantaron nuestros cuerpos. Y es que todo el mundo canta y baila, incluso los barrenderos siguen el compás con sus cubos con una sonrisa de oreja a oreja. Esa es la magia de esta ciudad.
✓ – Algunos imprescindibles que te alegrarás de llevar: toallitas húmedas y pañuelos de papel (a veces escasea el papel higiénico en los sitios públicos); un pequeño botiquín con paracetamol, ibuprofeno, algún antidiarreico… (no hay farmacias tal y como las conocemos aquí); repelente de mosquitos y protección solar alta. Si quieres alegrarle el día a alguien, lleva para regalar pinturas o juguetes para los niños, alguna crema, lencería o bisutería para las chicas que te limpian la habitación… Ellos no pueden comprar estas cosas allí y te lo agradecerán muchísimo.
✓ – Tanto si vas a Varadero como a un Cayo, merece la pena pagar un poco más y quedarte en un hotel 5 estrellas. Las cadenas españolas Iberostar y Meliá son muy buenas opciones. No obstante, no esperes la variedad culinaria de Riviera Maya o Cancún. Recuerda que estás en Cuba Mi Amol!!!!
La luz del atardecer en las playas de Varadero es difícil de definir. Uno de los ratitos más entrañables fue el momento “book” buscando las mejores fotos del viaje captando esa luz. El pobre cubano que paseaba por la playa y al que pillamos de fotógrafo creo que aún se estará acordando de nosotros. .
Quizás por todo ello, nos embarcamos en un viaje fascinante o, quizás, la aventura de experimentar y conocer lo desconocido… todo sugerente.
Pero lo que más nos llamó la atención fueron sus gentes, ese pueblo encantador y respetuoso con los visitantes, adorables, serviciales, que dejaron un sello de atenciones sobre nosotros, muy por encima de lo que habíamos imaginado.
Nos impactó La Habana, que se mueve entre lo deprimente y lo colosal. Entre lo extraordinario y lo que hoy deja patente, que está muy lejos de la gloria pasada. Métete en La Habana, la Habana Vieja, mira, olfatea, escudriña, visita, habla con sus gentes, otea sus mercados, compra, en definitiva…. conoce!! Y Baila, baila mucho.
Y completando esta experiencia, nuestro reconocimiento al gran grupo con el que compartimos este viaje. Una convivencia extraordinaria que trascendió más allá de nuestras expectativas.
Toni Lozano y Lalo García